39ª Etapa. 03 de julio de 2006. Lunes.
Laxe, Traba, Camelle, A Ponte do Porto, Cereixo, Moraime, Muxía.
Me levanto a las 7:45h. La ropa está mojada. Me afeito, lavo y corto las uñas de los pies (ayer pedí tijera a la dueña del piso). Me visto y empiezo a escribir el diario. A las 9:30 voy hacia el zapatero; me atiende una chica y me dice que el zapatero está fuera y que no llegará hasta la tarde; muestra interés en lo que quiero, mira las sandalias y me dice que tienen arreglo, que no mire por los pueblos que me vienen a continuación, ya que son pueblos que siempre se han dedicado a la pesca y no tienen buenos artesanos del calzado; que espere hasta llegar a Noya, que allí hay buenos zapateros. Tendré que llegar a hora adecuada, pero todavía me quedan Muxía y Fisterra. Hoy, de momento, y hasta que llegue a la playa, iré con las deportivas, a pesar de que con ellas llevo como prisioneros los pies. Como la chica de la zapatería es muy amable, me dedica un tiempo para explicarme por dónde tengo que ir para llegar a Muxía por pista alternativa y dependiendo de mi interés de ir o no a Camariñas. Estoy muy contento por su diagnóstico de experta y por sus informaciones, aunque no sabe si hay o no albergue en Fisterra. En Laxe no hay BBVA y probablemente no lo encuentre hasta A Ponte do Porto. Si voy a Camariñas, miraré allí, o en Muxía; ya sólo me quedan diez euros y monedas. Saqué dinero en Santurtzi y a la salida de Gijón; esta será la tercera vez. Desayuno en O Pino y atiende la barra la dueña del bar: Al pasar hablo con la dueña de la casa donde he dormido quien, desde el balcón, me confirma lo ya dicho: que deje la llave en la cerradura puesta y por dentro, pues ella va al médico. La mujer que está con ella, también una Nilda, y un hombre, me hacen preguntas técnicas sobre el recorrido de mi viaje; algunas me parecen carentes de sentido, lo que me hacen pensar mal, como si quisieran pillarme en renuncio, ¡qué mal pensado! Desayuno, dos rosquillas y dos magdalenas y descafeinado con leche, pago (1,50€), chao y agradecimiento por su gestión de cama y cena de ayer. Ya en la casa, organizo mis mochilas y termino de escribir el diario. Salgo a las 11:00h, en el momento en que vuelve del médico la señora. Salgo de Laxe por la parte de arriba y ya no tendré una visión bonita del pueblo, ya que me lo cubre la duna. El pueblo presenta un aspecto muy destartalado y será difícil reordenarlo de forma coherente.
Antes de abandonar Laxe, hablo con una mujer y saco foto de un hórreo. Me dirijo hacia la playa de Traba y con ganas de bañarme en esa playa nudista, pero cuando veo una desviación que indica a 2,5km Boaño, no dudo en ir hacia allí, ya que la playa de Traba está entre los dos pueblos: Traba y Boaño.
Es una playa enorme que tiene una laguna antes de llegar. La he visto porque de Boaño he seguido por interior, si no, no la habría visto. En realidad, habría sido más bonito si no hubiera abandonado la costa y habría pasado por la playa de Soesto. Traba es una playa enorme; me ha costado llegar más de lo debido (demasiada carretera y campo a través. Retrocedo, pues pretendo entrar a la playa por el extremo más oriental. Al fondo, veo un coche que me sirve de referencia. Previamente había preguntado a hombres que, pese a estar jubilados, hacen tareas de huerta. Doy con la carreterita que me lleva hasta el coche y encuentro en la playa a una familia (padres e hijos) que están jugando con cuatro palas y una pelota. Mientras la mujer, la niña y el niño, siguen jugando, hablo con Julián, profesor de historia de instituto y charlamos poco pero a gusto, aunque yo voy cargado y él sin camiseta, aunque sopla un aire fresco. Tuvo su primera experiencia nudista en Ibiza (como yo la tuve en mi viaje de novios en Formentera) y suele practicarlo cuando puede (se ve que ahora no puede); me despido, y me voy por la orilla pero, como la marea ya está subiendo, resultará muy incómodo por las entradas y salidas del agua que forma en la arena húmeda. Así que me dirijo y subo a la cresta de la duna; pero, también se va incómodo, y vuelvo a bajar. Al fondo a lo lejos, veo dos personas que me parece vayan a empezar sesión de kite-surf ¡lo que hace la imaginación!, pero no veo subir la cometa. Sigo andando por la orilla y, cuando llego a su altura, veo que son dos chicas que con sendas bolsas de basura, van recogiendo lo que el mar arroja a la playa. Llevan dos bolsas cada una ¿harán recogida selectiva? Les saludo y sigo adelante.
Llego al final de la playa bastante cansado y, al subir a la roca, saco foto del conjunto (había sacado una foto parcial). Asoman ramalazos de sol entre nubes, pues está tratando de abrirse paso. El camino de Traba a Camelle es precioso; mezcla de granito y arena, con piedras muy espectaculares redondeadas por el agua y el viento.
Me subo a una para sacar una bonita vista de Camelle, y me encuentro escondidas, entre la roca y las plantas pinchantes, dos rasquetas de percebeiro furtivo (se ve que las ocultan allí si aparece la Guardia Civil) y, sin tocarlas, sacaré una foto.
Esta zona pareciera una calzada romana. Luego el camino cambiará, siendo parte de helechos muy altos, pero sin maleza, y otra parte de argoma, aunque bien separada del camino, y puedo pasar sin pincharme.
Cruzo unas rocas próximas al mar y la playa, hasta unas escaleras que ascienden al paseo por el otro lado; así me he evitado rodear toda la playa. Busco para comer un bocadillo y me mandan a Roterdam. Pido uno de chipirones pues, aunque a esa hora ya no había cocina, se conservaban calientes, y dos ribeiros que casi me cuestan más que el bocata (5,60€). En el bar había un tipo que no sé si era galego, inglés o el holandés errante. Estaba bebiendo cerveza y pareciera alcoholizado. Hacía gestos raros y no le entendía nada de lo que hablaba.
Me acerco al puerto, saco una foto con Traba al fondo y comienzo la salida de Camelle. Encuentro un cartel acristalado; se lee: “O pobo de Camelle emerxe dun posible asentamiento de mariñeiros vascos que andaban na procura de baleas no século XVIII (http://www.camarinas.net/)” y “Palilleiras de Camelle” (las que hacen encaje de bolillos); son tan famosas como las de Camariñas y hacen verdaderas maravillas. Al salir del pueblo, hablo con una mujer que me dirá cómo llegar a A Ponte do Porto, evitándome dar toda la vuelta por Camariñas; cree que allí encontraré oficina de Servired con cajero automático. Además del cajero, me indica que en Cereixo, después del cementerio, hay un camino que suelen hacer, en romería, por la costa, campings y playas, Camelle-Muxía.
Tengo duda, ya que en Camariñas hay dos playas nudistas, Reira y Area Blanca, aunque esta también podría cogerla desde A Ponte do Porto. Cuando llegue allí, decidiré. Voy cogiendo todo el camino por el interior y, cuando llego a A Ponte do Porto, veo la indicación a Camariñas 9km que, después, deberé retroceder y, por otro lado, el cajero automático no lo encontraré más que esté en la dirección Muxía, y tampoco me apetece volver para atrás un kilómetro más; así que sigo para Muxía y me olvido de las dos playas nudistas de Reira y Area Blanca. Si alguno las conoce bien, que nos hable de su interés. Si no hubiera necesitado dinero, el bocata en Camelle vino derivado de esta situación, es probable que el recorrido habría sido otro, pero ahora, ir a Camariñas, me habría hecho no llegar, o llegar muy tarde a Muxía, y la urgencia de zapatero, es otro dato que va adquiriendo peso. Así que, una vez sacado el dinero (todo en billetes de 50€) sigo hacia Muxía, y ya voy buscando playas.
Llego a la de Leis. No es nudista y, en un extremo, todo el mundo está con bañador y es muy familiar; así que me voy al otro, donde tampoco, pero hay menos gente. Me desnudo, baño, tumbo al sol y nadie me dice nada. Un paseante que da varios paseo, en uno de ellos me ve y se queda con ganas de decirme algo, pero ya está de regreso a su sitio y se lo va pensando, pues, cuando vuelve y me busca, yo estoy en el agua haciéndome el desentendido; cuando veo que se va, vuelvo a salir. De haber estado más a mano, ¿qué me habría dicho? Tras el segundo baño en aguas fresquitas y tranquilas, sin oleaje, con desembocadura de un río muy limpio y bonito en su trazado de playa, entre rocas y piedras, que atrae a muchos niños, me visto, lo cruzo y salgo a la carretera.
En la foto se ve Muxía a lo lejos.
Antes de llegar a Muxía, encontraré la iglesia románica del s. XII de Moraime, que he fotografiado desde abajo antes de saber que era monumento de interés y tan importante. Y, allí mismo, me encuentro con el camino que, en realidad está trazado para llegar a Muxía viniendo de Fisterra (al estar trazado con esa mentalidad, mañana me creará problemas, ya que las señales de un camino se sitúan en lugares estratégicos y no tienen que ser coincidentes con los de regreso). Antes he sacado foto de otra iglesia más grande, con la que hay proyecto de transformarla en hotel.
Cuando he visto la romántica desde abajo, faltaban 3km para Muxía y, ahora que he encontrado el camino oficial, faltan 5 (otro más de los milagros y desventajas del camino oficial). ¡Todo sea por que me lleve hasta el albergue! Saco fotos de la iglesia y sigo el camino señalado.
Un hombre que trabaja en la construcción pero que, además, tiene que hacer las tareas que le exige el caserío; está descargando un carro de hierba, para cama de las gallinas; tiene unos ojos bonitos y reidores y está con un niño que tiene, quizás, los mismos ojos, pero que en cara más chica, resultan enormes y más con sus grandes pestañas; bueno, este hombre me dice que suelen pasar bastantes personas por el camino, aunque en el día de hoy, no sabe pues ha salido de trabajar hace poco tiempo; me dice que el albergue es el polideportivo. Esta información, me dará otra referencia para preguntar cuando me acerque.
Luego, el camino me llevará por San Roque, que no tiene interés exterior alguno y, quizás, sea ese paseo extra el que haya hecho crecer los kilómetros. Por fin llego a una playa vacía de gente y me doy el último bañito del día; me seco al aire y me visto. Podía ser la playa de Espiñeirido. Sigo un camino típico de zona de playa, hecho de madera, y dos mujeres me dirán que han hecho lo mismo por el otro lado. En una señal, hay flecha por el exterior y una chica me dice que suba la cuesta y que, cuando la baje, tire a la izquierda. Con dos preguntas más, llegaré al polideportivo. La puerta está cerrada y, pregunto a un caminante que está dentro y me orientará hacia puerta oscilante de doble hoja. Entro, y resultan ser extranjeros; inicialmente creí que eran USA, pero hablaban italiano, así que no sé a qué carta quedarme y no queda clara su nacionalidad; él está arreglando su bicicleta. Hay otro joven y a otro mayor no veré hasta mañana cuando me marche. Lo mejor está por llegar. Dejo los bártulos, cago, lavo la camiseta y me ducho. Cuando estoy tratando de secarla en la secadora, aparece Ángel, el hospitalero. El sello lo tiene en otro sitio, así que cojo la credencial y me lleva en su coche para sellármela y, cuando vamos por una calle del pueblo, vemos venir de lejos a otro caminante; le digo que aproveche para sellársela también, a él, pero me dice que es un francés al que ya se la ha puesto; me asomo a la ventanilla, y resulta ser Philippe, el de Lyon. Salgo del coche, nos besamos y abrazamos ¡Qué sorpresa! Dice que se ha acordado mucho de mí, porque, antes de cenar, se ha bañado en bolas en la playa de Lourido (que está al otro lado del pueblo, hacia Fisterra); es algo que aprendió de mí y que valora positivamente. Philippe nos acompaña al lugar de sellado; Ángel me hace el diploma de fin de viaje y que, como Philippe tiene un canuto de cartón, para que no se estropee el suyo, se lo queda y me lo mandará desde Lyon a Irun. Es un diploma de fin de viaje. Ángel me da un plano de Muxía y de la ruta a Fisterra. Me sella la credencial con un escudo coronado del lugar que pone: Fin da Ruta Xacobea. Muxía y me voy a cenar al lugar recomendado pero, como está cerrado por descanso semanal, en un bar nos reorientan hacia Quixote o Coral. Iremos a este último O’Coral, La Marina 15124 Muxía 981742501 y como Philippe ya ha cenado, le invito a cerveza (2), y yo tomo ensalada mixta, filete con patatas fritas y dos vinos de Ribeiro (15,10€) y que pago con tarjeta. El otro joven cena en otra mesa y hablan en inglés. Al salir encontramos a un matrimonio holandés que, una vez terminado el camino, se quedan una semana de vacaciones en Muxía. Llegamos al polideportivo, colocamos las colchonetas dentro de la portería, como si nos hubiéramos metido gol en propia puerta (de balonmano), cada uno en un palo; esperemos que no se caiga el larguero durante la noche y nos aplaste. La pareja lo hará en la de enfrente, pero en medio. Busco una manta para hacer de almohada y a dormir, que ya es muy tarde.
Ha sido emotivo y bonito el encuentro con Philippe. El día ha sido un poco raro, con poca playa y mucho interior. Bonita la visita a Camelle y el descubrimiento de las rasquetas para coger percebes; gratos los baños en Leis y Espiñeirido, haciendo nudismo sin playas nudistas. También es una tranquilidad haber resuelto el tema del dinero.
Ha sido emotivo y bonito el encuentro con Philippe. El día ha sido un poco raro, con poca playa y mucho interior. Bonita la visita a Camelle y el descubrimiento de las rasquetas para coger percebes; gratos los baños en Leis y Espiñeirido, haciendo nudismo sin playas nudistas. También es una tranquilidad haber resuelto el tema del dinero.
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