47ª Etapa. 11 de julio de 2006. Martes.
Padrón, Provincia de Pontevedra, Pontecesures, Catoira, Isla de Cortegada, O Carril, Villagarcía de Arousa, Vilanova de Arousa, A Illa de Arousa, Calas Parque Natural de Carreiron.
He dormido bien. Todo el mundo se ha ido marchando con poco jaleo. Sólo quedamos la pareja portuguesa, Luis y yo; he visto las bicis al bajar a ducharme, pues he sudado esta noche. Salimos juntos del albergue, tras despedirme desde la escalera, al oírles, de Luisane y de Sergio. El recorrido que hacemos es el mismo por el que llegué ayer; una carretera pésima y sin arcén. Iremos juntos hasta el cruce en que yo me iré hacia Pontevedra-Vilagarcía y él, supongo, hacia Santiago. Adiós y hasta siempre. ¡Ultrella!, diré al pasar dos ciclistas… y a mí, que eso de “ultra” me gusta más bien poco. Pasado por Pontecesures, tendré que subir un puerto que me resulta bastante pesado y, por fin, llegaré a Catoira y allí desayunaré. En DIA% está cerrada la cafetería. Unas mujeres me indican que no entre en el primer bar y que vaya al Pichichi y, como no aparece por ninguna parte, entro en el Emilio (especialidad en lamprea) y desayuno descafeinado con leche y 4 pastelitos de crema (algo seca, pues ayer terminaron las fiestas y todavía están despertando), todo por 2€. Al entrar he visto unas mesas largas para degustación de Xolla (un pez parecido al rodaballo. Pido que me sellen la credencial, pues ayer no sellé en el albergue, y esto pone: Casa Emilio Bar-Restaurante 546013 Catoira (Pontevedra). Tras el desayuno, escribo, cago, cojo agua, pago y me voy; son las 12:30h. He hablado con mi hermana Sagrario; sin novedad en el frente. Por la carretera pasa un FCR (facer). Me llama mi amigo Jokin Elkoroberezibar; me dice que me sigue rompiendo la propaganda que me echan en el buzón y que un día llegó a casa y estaba la tele a tope con el España-Arabia; no me puede decir si los obreros han terminado su trabajo, mañana irá a quitar la electricidad; y que él está bien instalado en Hendaia y que Aitzol ha aceptado bien la casa de Subernoa; que compró un sofá pero que todavía no lo tiene bien instalado, porque le falta llevar un mueble que aún está en casa de Marian, su expareja, y porque Carmen y Gurutz Albisu le habían prometido alguna cama que ellos no necesitaban. Carmen, su pareja actual, pasa días con él, puesto que está haciendo un curso de teatro en ¿Biarritz? ¡Bueno, los clásicos problemas después de una separación matrimonial, por los que ya pasé! Con el agravante de haber hijos menores. Sigo mi camino y bajando hacia Vilagarcía. He pasado cerca de la isla de Cortegada a la que, como al pasar por Sálvora, tampoco haré mención de visitar; me limitaré a ver Illa de Arousa, y los archipiélagos de Ons y Cíes. Mi hermana me ha dicho que estoy haciendo lo contrario de lo que debiera hacer, que reponer en la cena lo gastado durante el día, no es lo mejor, y que debiera desayunar y comer fuerte para luego quemar caminando. Me dice, que a ella también le entra mejor la cena, puesto que ya has descargado el peso y descansado de la caminata del día y, con el relajo, se abre el apetito. Total que, como la cena fue frugal (sopa de peregrino y fruta) y veo que son las 13:15h y, en un restaurante de carretera veo parados dos camiones y, un grupo de obreros, que habrán parado a la una, hacia allí se dirigen, yo hago lo propio, pues suele ser buena referencia comer donde comen camioneros y obreros. He tenido suerte, pues ocupo la última mesa que queda libre y, por si vienen más comensales, ofrezco a la camarera la posibilidad de compartirla. Como unos macarrones bastante malos, pero macarrones, con sus hidratos de carbono y que llevan pollo y una merluza que, sin ser brillante, es aceptable, con patatas fritas y limón, de postre yogur y tomaré una menta-poleo. Cuando estoy ya con el segundo plato, se va a sentar uno a compartir mesa, pero ve en otra a un amigo y se quedará con él; a falta de compañero, hablaré con los de la mesa de al lado ¡yo me iba a quedar calladito! Son cuatro obreros y el tema recurrente para arrancar será el Camino y los kilómetros. El restaurante se llama O Rancho y, al pagar (7+2€) propina a las dos camareras, pues me han sorprendido por su capacidad para funcionar con la celeridad y coordinación necesarias. También la barra del bar y la cocina les responden bien a los pedidos de bebida y comida. En una mesa hay un señor de los clásicos que quieren todo, quiere comer a la carta a precio de menú. Hay otra pareja que quiere compartir un menú y que pide ½ litro de vino. La chica los sabe tratar adecuadamente en los dos casos y, sobre todo en el primero, poniéndose en su sitio. Los obreros y camioneros se han ido marchando y el comedor queda despejado. Cojo agua y sigo camino. Hace calor, aunque a veces, la brisa mueve las hojas de los árboles y se agradece. Paso el puerto do Carril y, antes de entrar en Vilagarcía, me paro en una miniplaya que está en un paseo y tiene un doble escalón de madera y que parece que está sólo para el uso de las villas colindantes que, a esta hora, estarán en la siesta, ya que no se ve ni un alma (ni un cuerpo). Me desnudo y doy dos baños y me seco al sol apoyado en el murete; pasarán una chica con perro, un hombre y un chico y creo que ni se han fijado, ni me han visto, o si lo han hecho, no se han sorprendido; cada día me siento menos pudoroso. Sigo por la playa de Compostela y La Concha, que, en realidad, son la misma playa, y que es la grande que veía desde donde me he bañado y que había visto de lejos que era mucho más urbana. Voy por el puerto de Vilagarcía, que es muy largo, y termino de pasarlo sin entrar en el pueblo. Voy hacia punta da Sinas (¿de las sirenas?) y, con la marea alta, la playa ha quedado tan estrecha, la gente está apiñada y algunos en el camino, que está atestado de coches aparcados y hacen dificultoso el camino. ¡Horrible! Después ya se ensancha, y me doy cuenta de que no he comprado fruta para cenar. Me cuesta encontrar, y un chico me acompaña hasta DIA%: dos plátanos, a peso, me salen más caros que si los hubiera comprado en la bolsa entera –pero estaba abierta- ¿y qué importa?, compro también ciruelas maduritas y jugosas y 4 zanahorias (1,96€) que, aunque me gustan poco crudas, son otro recurso y se pueden comer caminando.
Sigo hasta Vilanova de Arousa y entro en información, donde me darán un mapa de la comarca de O Salnés, que coge desde el norte de Vilagarcía de Arousa hasta Sanxenxo y un poco más, al sur, y abarca Illa de Arousa y la península de O Grove, que con Illa da Toxa, tampoco visitaré, pues ya las visité tres o más veces, de más joven. Tendrá su repercusión porque no podré visitar seis playas nudistas en O Grove y San Vicente do Mar y, por tanto, no podré decir nada de ellas. Si hay próxima vez, no ocurrirá. Tras coger este mapa, que me servirá para dos o tres días, cojo agua en una fuente de gran chorro continuo del camino, que son siempre las más fresquitas, ya que no hay retención en tubería alguna y que se encuentra detrás de un lavadero. Un hombre que pretende llenar 4 o 5 botellas grandes, me cederá para que sea yo el primero y, como mi botella es txiki, termino enseguida y agradezco la deferencia.
Un señor me dice que el puente a la Illa se hizo en tiempos de Suárez, después me dirán que en 1985; parece más probable esta fecha, pero no podré comprobarlo. Es un puente muy largo y su paso me resultará muy difícil ya que, aunque llevo peso, el fuerte viento me empuja y, casi, me tira; dos pescadores en la parte final, se han quedado sordos por el soplido continuo; si hubiera caminado por el otro lado, el propio puente me habría defendido del viento, pero ya es tarde para lamentarlo y no me apetece retroceder. Empiezo recorriendo la parte izquierda de la isla, la zona sur, hacia donde está el Espacio Natural do Complexo Intermareal Umia-O Grove, A Lanzada, Punta Carreirón e Lagoa Bordeira; así que, por lo que afecta a esta isla, me ceñiré a Punta Carreirón que, según la lista de playas nudistas, ahí están las que busco. Sin embargo, la realidad será que acabaré en la playa de Mallón, que creo así se llamaba en la que dormí o, más probablemente, playa Grandín. Sólo recorreré la parte izquierda, 1/3 de la isla, y sin casi ninguna construcción urbana. Voy caminando por las playas sin ver a nadie en ellas, ni vestido ni desnudo; ya se está haciendo tarde. Alguien me dice que por allí no hay nudismo y que vaya hacia el centro-derecha (en el centro-derecha, al ser más puritanos, lo lógico es que haya menos nudistas, pero hago caso).
En la primera playa veré a una pareja que, además de nudismo parece que quieren hacer algo más, y les dejo tranquilos y en otra playa, veré a una chica desnuda y a dos chicos, pero cuando llego, Fernando ya se ha vestido y sólo queda desnudo Xesús (y no está en la cruz). Me doy un baño y charlamos. Les doy una idea con las zanahorias, ya que a ellos también la fruta se les marchita. Xesús es un gallego muy dulce, pero a Fernando parece que la vida le tiene algo resquemado y es muy crítico con todo; cuando cuento lo de la sopa de peregrino, sin dejarme terminar, dirá que Luis es un “caspa” y que debiera estar en Valencia (por la visita del Papa) pero, a pesar de su precipitación, será capaz de entender “la sopa” como un gesto de solidaridad. Me hacen compañía un rato más, y se van. Me llama mi amigo Mauri Viles de Gironella, (nos conocimos en Oslo, en 2004, e hicimos amistad hasta Cabo Norte y, en 2011, todavía dura ¡y que dure!), que quiere saber dónde estoy y para decirme que del 1 al 20 de agosto estarán en el camping La Ballena Alegre, en San Pere Pescador, que me invitan a pasar unos días con él y su mujer, Teresa Bonet, que algún día aparecerán sus dos hijos (ambos bomberos) con sus novias, y que me esperan. ¡Que me lo pase bien! En agosto pasaré allí unos días con ellos. Teresa tiene tendinitis en una mano pero, a pesar de que el tipo de trabajo que hace, limpieza de anchoa para salazón (en la zona de l’Estartit y l’Escala, son famosas las anchoas en lata), es probablemente el causante, no lo quieren considerar accidente laboral. Dicen que la empresa no va bien y que andan con poco trabajo. ¡Que se mejore! Le cuento mi paso por Noja y que no pude ver ni a Mari Cruz ni a Fernando Lazkano. Nos conocimos en el mismo viaje. Ya les mandé postal informándoles de mi paso por allí. Acabamos la conversación, termino de comer la zanahoria. Me había quedado yo solo con la chica desnuda, pero acaba de llegar su chico que, se desnuda y se da un doble chapuzón y sale. Empieza a hacer algo de frío, ya que el viento está rolando. La pareja se va y yo organizo mi cama; quito piedras, aliso la arena, calculo la subida de la marea y termino de comer un plátano. Cuando me acuesto, ya sin sol, aún no ha salido la luna; saldrá de madrugada, y la veré desde la roca más próxima hacia el mar ¡Preciosa! Por el camino pasa gente hablando; creo que nadie me verá: primero dos señores, uno quejoso del otro porque tiene frío, luego pasará una familia y, finalmente, dos haciendo “footing”.
Como resumen del día; hoy concentración de llamadas al móvil: mi hermana, Jokin, Mauri… El día no ha sido brillante de playas, aunque los baños me han venido bien, en O Carril, algo precipitada, y en playa Grandín, mejor, aunque ya demasiado tarde (mañana me daré otro bañito antes de marcharme). Al cambiar de provincia me viene bien el plano de la comarca de O Salnés y continuaré con el que ya tenía. Para cuando consiga uno mejor, ya no merecerá la pena cambiar de mapa. Noche sandunguera con las pulgas de mar.
Como resumen del día; hoy concentración de llamadas al móvil: mi hermana, Jokin, Mauri… El día no ha sido brillante de playas, aunque los baños me han venido bien, en O Carril, algo precipitada, y en playa Grandín, mejor, aunque ya demasiado tarde (mañana me daré otro bañito antes de marcharme). Al cambiar de provincia me viene bien el plano de la comarca de O Salnés y continuaré con el que ya tenía. Para cuando consiga uno mejor, ya no merecerá la pena cambiar de mapa. Noche sandunguera con las pulgas de mar.
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