viernes, 27 de mayo de 2011

viajedejavi. Etapa 32: O Vicedo-Cariño

32ª Etapa. 26 de junio de 2006. Lunes.
O Vicedo –Entrada en A CORUÑA- O Barqueiro, Ortigueira, Mera, Cariño.

Me levanto hacia las 8:20h, me afeito y lavo y pongo a cargar el móvil. Voy rehaciendo el equipaje, coloco la ropa mojada para que se vaya secando por el camino, y salgo hacia el mesón. Son las 9:00h, hora de inicio de los desayunos y el dueño ya me está esperando. Pago la cuenta con tarjeta Visa, como ya dije, y me despido agradecido. Salgo y pronto cambiaré de provincia, puesto que O Barqueiro ya pertenece a A Coruña.





















 No me preocupo de buscar playa Caolín y resultará que he estado muy cerca de ella pero, a hora tan temprana, no me apetece hacer nudismo ni bañarme (aparecerá en dos de las fotos, desde O Barqueiro: la última hacia el mar). Paso por encima del río Sor y, desde el puente que me lleva la carretera, saco foto de los otros dos: uno que parece obsoleto y el otro del ferrocarril Ferrol-Gijón, tren de Feve que cogeré al regreso y al año siguiente, a la vuelta de Portugal. Cuando estoy caminando por el puente, pasa un tren de dos vagones con dirección Ribadeo ¡buen presagio! Al pasar el puente sobre el Sor, en la Ría do Barqueiro, ya he cambiado de provincia; estoy en A Coruña. Lástima que, estando tan cerca, no se me ocurriera acercarme al cabo más septentrional de la península: Estaca de Bares; son unos cuantos kilómetros y hay que regresar y, seguramente, me retrasaría todo, y a lo mejor no hubiera llegado a Cariño, donde me trataron tan bien; no es hora de lamentarse. Si otra vez paso por allí, ya lo visitaré (cabo y faro). O Barqueiro pertenece al concello de Mañón. Cojo una hoja de eucalipto, la troceo, estrujo y huelo y la mantendré un largo rato con el puño cerrado, conservando su aroma durante unos kilómetros. Al pasar por Espasante, veo a un grupo de mujeres y hombres que forran mesas alargadas con plásticos negros; pregunto, y me informan que esta tarde invitan a sardiñada (como ayer en Covas, les digo) y me invitan; ¡lástima!, no me quedaré, puesto que sigo hacia la ría de Santa Marta de Ortigueira y sacaré algunas fotos de las marismas.

Un perro me asusta ¡menos mal que tiene cadena corta! Al fondo de la ría hay mar, pero apenas se ve una línea; posiblemente, con marea alta, la visión sería muy distinta.



Cuando paso por la indicación 0,8 Barbos, rememoro a mi padre: ¡qué bien venían la caza, la pesca, los hongos… a la economía familia! Y ¡qué deleite! Y, sin embargo, ¡cuánto protestábamos!, “¿¡otra vez barbos para cenar!?”


En Ortigueira, hago compra y tomo una menta poleo. Escribo el diario. Son las 15:15h. Unas chicas argentinas buscan habitación para los días del Festival de Músicas Celtas Xullo 2006  6,7,8,9 xullo (julio) en Ortigueira. En el bar, un matrimonio muy agradable, me llenan de agua la botella, pero me dicen que de camino, al pasar el puente, hay una fuente de agua exquisita. Al salir del pueblo, las argentinas salen de una residencia-pensión, donde les ofrecen algo que, también les ha parecido caro; al final, se decidirán por dormir en tienda de campaña que, parece, tienen; entonces, ¿por qué buscan habitación? Pruebo el agua de la fuente, y sigo hacia Mera. Para llegar a Cariño, hay que ir rodeando por interior prácticamente toda la ría de Ortigueira que, por esta zona, está totalmente cubierta de agua; muy distinto que el lodazal que viera al venir; ¡cómo cambia el paisaje con la marea alta! Ocurrirá lo mismo en los pueblos del interior de las rías en las Rías Baixas. Por fin, llego a Mera y a la indicación de 10 km ¡ya falta menos, pa San Fermín! Con esa referencia, voy más seguro, tranquilo y calculando mis fuerzas. Como pasas, frutos secos y un Actimel (será el 3º de hoy).

Regreso de Tenerife, con el Imserso, de mi viaje del 14 al 28 de enero de 2012. La planta en cuestión se llama Taginaste, aunque también puede ser una especie de Agave o Pita.

Me paro en Mera, junto a un jardín de una casa, para fotografiar una planta que llevo viéndola bastante tiempo; ésta destaca más, porque es muy alta y han aflorado sus florecillas azules; tres mujeres, me dicen que es una planta traída de Canarias y que germina muy fácilmente; me pongo a hablar con la más joven. Vienen a tomar café con la anfitriona, una señora mayor. Se entusiasma con el encanto que tienen los acantilados de la Garita de Herbeira. Siempre que los ve le emocionan, le conmueve tanta grandiosidad. Me meterá el gusanillo de verlos. Ella hizo cuatro días del Camino de Santiago, con su marido, y cree que tiene algo de mágico, de espiritual. Ella tiene mucho miedo y sabe que nunca podrá hacer el camino sola, pero sí tiene conciencia que hay que hacerlo completo de una sola vez. Cuando paso por Serantes, una señora me dice que “dentro de un rato hay correo”; le pregunto qué significa y, me responde, “que va a pasar el autobús para Cariño” Le digo que no puedo hacer trampas al santo, puesto que mi camino es a pie.


Saco foto a Ortigueira desde el otro lado de la ría, ¡cuántas visiones diferentes nos ofrece el paisaje a medida que se va caminando!

El cariño de Pepe en Cariño
Por fin, llego a Cariño y empiezo a barajar posibilidades para pasar la noche. El hotel está al principio, pero busco pensión o restaurante con habitaciones, que suelen hacer un precio más arreglado. No encuentro nada. Pregunto, y tampoco. Me meto hacia el campo de futbol (¿otra noche de mundial?), veo a cuatro mujeres y me orientan hacia As Queimas, pero no les entiendo bien; no sé si se refiere a camas o a queimadas; pero lo localizaré. José, el dueño, está fuera, en la calle, y se acerca al verme. Me ofrece habitación por 15€ y acepto; la veo y, aunque el baño está fuera, es suficiente; subo las mochilas y me instalo; me doy ducha y baño y consigo poner en su sitio los huesos de la espalda y las costillas, luego las piernas y los pies, ¡qué placer! Antes de instalarme, en mi paseo por el pueblo, me he acercado al Concello (no tienen policía local) y a la playa (hoy no he tocado el mar en todo el día y dudo en bañarme o no pero, finalmente, no me animo). Ahora, ya relajado, me meto en el bar para que José me ayude a preparar el plan para mañana.


En la barra hay dos hombres más jóvenes que yo, que todavía están en activo y que me ayudarán mucho a pergeñar el plan: primero, visita a la ermita de San Xiao de Trebo, luego al cabo Ortegal (algo único), todo me lo van marcando en un plano local que me da el hospedero, retroceder del faro y ascender por una pista a la derecha, seguir el camino, que es precioso, y, por carretera, a Vixía Herbeira (620 m.) y asomarme a los acantilados. Este es el programa, ¡a ver qué dice el tiempo! Dicen que, haciendo el paseo así, resultan menos bruscos los seiscientos metros de desnivel que si lo hacemos por el otro lado. Cuando salgo, a ver si veo a alguna de las mujeres que me han indicado As Queimas, para darles las gracias, no veré a ninguna; ¡a mí me iban a estar esperando! Llamo a mi hija Vera; me manda recuerdos de Izaskun, una amiga de mis hijas, y me pide que le dé información de Asturias, para sus vacaciones de agosto con Mikel. Regreso a As Queimas y todavía está la pareja informante. Me siento, y Pepe me ofrece callos, que aquí llevan garbanzos, lo que me alegra, pues como poca legumbre y lacón asado con patatas fritas; me parece bien. Al poco, me trae un perolo y me dice que tengo que comérmelo todo; como un plato a rebosar y un segundo y todavía ha quedado la mitad en el recipiente; el lacón también es mucha cantidad y no lo puedo terminar, así mismo dejo bastantes patatas fritas; lo que sí acabo es la ensaladita que lo acompaña. Y de postre, yogur de plátano. He cenado muy bien. Empieza el Ucrania-Suiza y el primer tiempo acaba 0-0. Hay un francés, otro Philippe, que cree que va a ganar España. Si, efectivamente, gana España, Pepe le ofrece un cubata que, en caso de que gane Francia, lo tendrá que pagar Philippe. ¡Pero eso será mañana! Hablo un poco de futbol con el francés y poco más. Pago los 25€ (15+10) y me pone sello en la credencial: Mesón As Queimas José Insua Pérez. Cariño y con el dibujo del anagrama sujeto por dos espadas clavadas en una especie de cojín  en media luna, dos pájaros cabezones, que se asemejan al dodó de Alicia y, en lo más alto, un copón (un anagrama bastante raro raro). Si os trata la mitad de bien que a mí me trató, podréis daros por satisfechos; lo encontraréis en la calle Doctor Carreño 981405727. Subo a la habitación, doy vuelta a la camiseta que he lavado y tendido en la ventana, para que se me seque bien y me acuesto con la barriga demasiado repleta, aunque haya hecho un buen rato de sobremesa.
Haciendo balance del día: la pena por no haberme llegado hasta Estaca de Bares; el fallo de no haberme bañado en el mar y el acierto del hospedaje en el mesón de Pepe, su atención y su cariñoso trato, que hacen honor al nombre del lugar.

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