44ª Etapa. 08 de julio de 2006. Sábado.
Noia, playa Testal, Portosín, praia de Aguieira o Cedeira, Porto do Son, castros de Baroña, praia de Arealonga, praia Queiruga, Xuño.
Noia ha sido el lugar en que más tiempo he estado; desde las 14:00h del día seis hasta las 20:00h en que salí de Eroski hacia San Xusto y, desde el regreso de Santiago en autobús sobre las 15:00h del día siguiente, 7 de julio, hasta las 7:30h del ocho, saliendo hacia Portosín. Estar tanto tiempo aquí, puede ser debido a una intuición, luego me enteraré, de que hay quien afirma y asegura que los restos del santo entraron a Galicia por Noia. Otros defienden Iria Flavia, cerca de Padrón, como el lugar por donde llegó el santo. Sea uno u otro, mi decisión fue la de potenciar Noia, aunque no fuera por voluntad; los acontecimientos llevaron a que esto fuera así.
Y Padrón, donde pernocté en el albergue del camino portugués, se quedó sin foto siquiera y no por voluntad expresa; lo intenté y no salió. Ayer en Santiago se me acabó el rollo de diapositivas y hoy, antes de salir, he puesto nuevo rollo (será el nº 13). Me levanto y recojo la ropa tendida: camiseta gris, que está seca y calcetines que coloco en la esterilla para que se sequen mientras camino; los usé con las deportivas, mientras me arreglaban las sandalias. Me ducho y salgo para las 7:15h. He dejado la llave puesta y voy muy parsimonioso hacia Portosín. Me paro para leer más detenidamente el cartel que llevo días viendo: “V Exaltación do mexillón 8-9 xullo as 12 da mañan no porto de Cabo da Cruz (Boiro)”. No podré asistir a la fiesta, porque llegaré a Boiro el día 10, pero aún me quedará un regalo compensatorio. Trato de pegar la parte inferior del cartel, pues se está despegando, y lo dejo perfecto. Unas mujeres tardías tratan de coger el autobús que va a San Andrés ¡hoy es el día en que hay que ir!, me dirá un hombre y, otro, me da nueva versión del dicho: “A San Andrés de Teixido, el que no va de vivo una vez, va de muerto tres.” En penitencia por no haber ido. En la bollería, una chica que envidia mi viaje, me dará la otra versión que ya sabía, pero en galego: “A San Andrés de Teixido o que no vai de morto vai de vivo.”
Cuando llego a Portosín, veo una indicación de un petroglifo, pero sin poner distancia, así que paso de largo. He preguntado a un señor de un sitio para desayunar, y me indica primero el hotel, luego otros bares hacia el puerto y, por fin, se acuerda de que han abierto una nueva bollería que, es lo que yo prefiero.
Desayuno muy a gusto por 2,70€, aunque no recuerdo qué, pago y un señor, con los periódicos, viene para hacerme compañía ¡Se agradece! Amador Rego Villar-Amor. Avda. Sáez Díez 33-7ºB 32003 Ourense 988371791 y Villas del Náutico, 16 15970 Portosín. Tiene 62 años y está prejubilado del BBVA (antes Banco de Galicia). Hablamos del proceso político, de la resolución del problema Eta-Batasuna. No cree en las autonomías. Defiendo un estado federal. Dejamos temas tan abstrusos y entramos en otros más prácticos para mi viaje. Me habla del castro de Baroña, que ya lo tengo a tiro de piedra, y de la praia da Aguieira, que está antes de llegar a Porto do Son. Si no puedo dormir en el castro, ¿tendré tiempo de llegar hasta Ribeira? Ya no recuerdo que razones me dio para que Ribeira fuese interesante para dormir. Me despido, escribo y sobre las 11:15h salgo hacia Aguieira. Entro en la playa por el puesto de Cruz Roja y hablo con los socorristas; les pregunto por la zona en que se ponen más nudistas y me dirán que por ninguna, puesto que no es nudista. Les digo que sí lo es, que viene catalogada como tal en la lista que llevo de Internet y que me pondré en zona discreta. Hacia mitad de la playa, con dunas consolidadas por detrás, donde hay hierbas altas, me desnudo y baño y me voy a secar al pie de la duna. Allí está Eduardo, de Portosín, con bañador, que ha venido andando desde allí, ¡qué pena no haberlo tenido de acompañante en ese tramo de camino!, y hacia la una volverá. Así que tendremos un rato para charlar. Le cuento de mi viaje y me informa de que, algunas veces, se suele desnudar alguno por la duna, pero que una vez vio a la Guardia Civil hablando con uno y que, tras marcharse la pareja, se vistió. Le digo que no tienen ningún derecho a quitarnos esa parte de nuestra libertad que tanto nos ha costado conseguir; nuestro derecho a estar desnudos ¡no hacemos ningún mal a nadie! Salvo a aquellos que tienen sucios los ojos, los que tiene la maldad dentro de ellos; conseguir que una playa sea declarada nudista, es fruto de la negociación entre organizaciones nudistas y organismos locales; en toda playa debiera haber una zona nudista flexible o, mejor, todas las playas debieran ser mixtas y que cada cual ejerciera su opción. En estos encuentros, en los que hablo con no nudistas, suelo utilizar estos argumentos, ¿a cuántos convenceré? Estamos charlando a gusto; me doy un segundo baño y un tercero; Eduardo se marchará a la una y, tras secarme, yo poco después. Recomendaría la playa de Aguieira (o Cedeira) para baño y hacer nudismo, a pesar de no haber encontrado a nadie desnudo y procurando ir hacia las dunas del sur.
Me cuesta llegar a Porto do Son y, cuando entro, voy a la oficina de información. La chica que informa, me confirma que en Padrón hay albergue y me dice que no deje de visitar Corrubedo, por ser parque natural y por las dunas que se desplazan (la famosa duna móvil). Saco foto de la iglesia, cementerio, puerto y playa.
Llego a la fila de chicas y chicos de un campamento, que se disponen a recoger su bocadillo; estoy tentado de ponerme en la cola por si a mí también me toca; se lo propongo a un señor de mi edad ¿se habría notado que no éramos del grupo? Un matrimonio me dice que suba a la capilla de la Atalaya, pues se ve una vista muy bonita.
Desde allí, se ve al frente Muros. Por allí se asoma un chico de Covas de Viveiro y le cuento lo que me pasó allí y por qué no disfruté de la sardiñada. Se me hará largo llegar hasta el Castro de Baroña. Me gusta su caprichosa ubicación. Antes de llegar hay gente en un pinar acampada en tiendas.
Una chica me orienta para bajar al istmo; lo fotografío y, en la última, aprovecho para sacar al fondo la playa nudista de Arealonga.
No es hora adecuada para quedarme allí a dormir, como me recomendó mi amiga anónima de Insua, y me da pena, porque me parece sitio resguardado y bonito.
Paso del castro a la playa por la parte de rocas, por buen camino y llego a Arealonga que es playa abierta, menos protegida que Aguieira, por estar más al exterior de la ría de Muros y Noia. Si miramos al Noroeste, se vuelve a ver el cabo Fisterra. Aquí el agua rompe con mucha fuerza y cuesta darse un baño placentero si no te metes un poco hacia dentro, fuera del lugar de la rompida (supongo que dependerá de la hora y del nivel de la marea). Hay que tener en cuenta que ya el muro de Muros no nos defiende la costa.
Mis amigos comuneros:
Me encuentro con un grupo que forman una especie de comuna, en un piso en el que conviven; hoy tenían intención de dormir en la tienda montada en el pinar, pero la Guardia Civil les ha obligado a desalojar y no tienen ni idea de dónde van a dormir. ¡Están casi igual que yo! Los que más tiempo llevan conviviendo son: Camila (uruguaya) y Lucas que, junto a Pauliña, son los tres arqueólogos. Lucas se acaba de quedar en paro y estará cobrándolo durante un año. La otra chica es Marga (catalana y creo que es veterinaria) y está trabajando. Después llegará Xose que ha encontrado trabajo en otra provincia ¿Guadalajara? Y que es del ramo de Económicas; estaba deseando llegar, porque ahora sólo se pueden ver los fines de semana y en vacaciones ¡supongo que echará en falta su vida en comunidad! A pesar de la fuerza de la ola, nos bañamos a menudo y yo ya he acercado mis mochilas al grupo y estoy como si fuera uno más, claro que sin derecho a toqueteo, ni a caricias; me dan agua y una raja de melón, que ya son una caricia, y me ofrecen más cosas, que no acepto. Paula tiene un hijo, que se quedó el marido. Tanto Aguieira como ésta, tienen buenos accesos, pero en Arealonga no hay papeleras ni duchas. Paula me enseña un separador de libros hecho por su niño de 5 años “¿no lo plastificas para que no se estropee?”, le pregunto y su respuesta es: “No, lo cuido bien”. Ve a su hijo a menudo, pero aquí se le ve nostálgica. Lucas prepara un porrito, al que me invitarán; Camila toma mate y también me ofrece. Se ve que es muy espeso y continuamente añade chorritos de agua caliente. Por un lado pienso que me gustaría quedarme a pasar la noche con ellos, por conocer una experiencia distinta, pero, por otro, pienso que si no sigo sus ritos no podré participar a su nivel y, además, me siento muy feliz sin necesidad de aditivos y poniendo en práctica el dicho de “no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita” ¿qué necesidad tengo de porritos? No tienen normas para el funcionamiento del grupo, simplemente usan el sentido común. Se les ve bien, que se tienen cariño entre ellos y lo muestran. La última que entró en el grupo fue Marga. Camila tiene 33 años y ya está temiendo que “se le pase el arroz”, pero todavía no encontró el hombre con quien compartir su vida; le gustaría tener hijos. A pesar de que se les ve bien a los dos, parece que Lucas no será el afortunado. Tras estar muy a gusto con ellos, al solete, todos desnudos, con buena temperatura y bañitos de mar, a las 18:30h decido marcharme. Me despido dando un beso a todos, pero Pauliña ha ido a bañarse y tarda en volver. ¡Chao! Y por caminos bordeantes de la playa consigo salir a la carretera hacia Queiruga.
Tras ir caminando un rato por asfalto, vuelvo a salir al mar hacia la mitad de la playa de Queiruga, que también es nudista y con duna consolidada y larguísima (4-5 veces más larga que Arealonga), pero al primer vistazo, tengo la impresión de que no voy a encontrar a ningún nudista; parece muy familiar. Pero avanzando hacia la orilla, encuentro a dos chicos desnudos. Ya con este referente, me sitúo a cierta distancia, me desnudo, doy un baño y, al volver del agua, entro en conversación con ellos. Se han aislado allí, porque no les gustan las aglomeraciones. Pero luego me doy cuenta de que en la parte más norte de la playa hay bastante gente desnuda; es probable que, por esa razón, ellos se han alejado de allí, pero yo no calificaría la relación que hay allí de gente y espacio, como aglomeración. Camino hacia aquella zona para irme secando al aire y la información que me han dado se confirma. Al ser mucho más grande la playa, la sensación es de que hay mucha menos gente que en Arealonga; pero es probable que la realidad no sería así si a toda esta gente la concentráramos en aquel espacio. Todo el mundo está con naturalidad y al salir luego, por la parte sur, veré allí concentrada a toda la zona textil. Hablo con los dos amigos y, uno de ellos, el más gordito, es nudista convencido y lo asume (al otro le cuesta más) y por eso le gusta estar en zonas más solitarias y le atrae más lo prohibido y que se mezclen nudistas y textiles, no le gustan los guetos; suele hacer nudismo en Portugal. Me dicen que si voy a ver las otras dos playas nudistas que vienen a continuación, que no me pierda la de As Furnas y, desde allí, veré también Río Sieira. Cuando voy hacia allí, ya se está haciendo tarde. Veo la indicación en Xuño, en el camino del camping. Me meto en la playa y veo a dos chicas que caminan por el paseo de madera que bordea las playas a media altura, como protegiendo las dunas consolidadas o no. Río Sieira es más pequeña y As Furnas, vuelve a ser muy grande (En realidad, de la gran playa que se ve, As Furnas es sólo la primera parte, así que sería mucho más pequeñita que Río Sieira y más pequeña que Arealonga). Todas están frente a mar abierto. Son ya las 21:15h y ya se ha hecho muy tarde. Una de las chicas me dice que me han de gustar, pero ni siquiera me descalzo, ni bajo a la arena y me despido de ellas. Como no he comido de fundamento, necesito cenar bien y despejar la duda de dónde dormir. Voy hacia el camping y, al pasar, veo una casa con una escalera y una balconada que me gusta, ya que me protegería de una eventual lluvia; pregunto a la señora que, al principio, no entiende lo que le pido y, luego, no me autoriza. Si no me hubiera encontrado otra solución, habría sido cuestión de echarle cara y volver más tarde. Cuando llego al restaurante del camping de Xuño, el camarero que me atiende y me ofrece de cenar, entrará varias veces a la cocina a ver qué le responden a mis preguntas: “¿menú?”: “No”; “¿comida energética?”: “No”. Cenaré: ensaladilla, ternera asada y cerveza (estrella de Galicia); la mahonesa viene en tres sobrecitos y ponen aceitunas y frutos secos que, junto al pan, también cobrarán (16€). La ternera, me recuerda a la carne guisada con pimientos que hacía mi madre; está buena y me como todas las patatas fritas. De postre yogur; pido la cuenta, pago y le pregunto si tiene alguna solución para dormir. Se lo pregunta al jefe y le responde que me puedo quedar donde quiera del camping, pero que no hay ningún sitio cubierto. Me sella la credencial: Camping-Restaurante “Fraga Balada” Manuel Olveira González 981769848 Xuño-Porto do Son y le doy propina de euro y pico, hasta completar los dieciséis euros y le agradezco su gestión. Escribo mientras termina el Alemania-Portugal, sin saber resultado y, ya oscurecido, me voy a buscar sitio. Decido ponerme detrás de los servicios, en zona en que teóricamente no debe pasar nadie y para tenerlos más a mano si me tengo que levantar a orinar por la noche; en caso de que lloviera, también me servirían de refugio. Me ducho y acuesto. Duermo bastante bien, aunque ronda algún mosquito y se oye una música lejana (o próxima y bajita). Dos veces se asomará el dueño a su ventana, para fumar un cigarrillo; la segunda vez también asomará una mujer (supongo que la suya).
Resumiendo, hoy he tenido buenas playas, aunque en Arealonga rompía fuerte la ola; allí se ha producido un bonito encuentro con la comuna; también curioso el encuentro con Amador en Portosín, con Eduardo en Aguieira y con los chicos de Queiruga. Ha sido una pena haber llegado tan tarde y no haber podido disfrutar de las playas de Río Sieira y As Furnas (quedan para otra vez). Muy bien cenado y atendido en el camping “Fraga Balada”. También ha sido casual mi coincidencia con los que iban a San Andrés de Teixido y cómo se complementan los dichos populares. Olveira, el apellido de Manuel, también corresponde al nombre de un pueblecito próximo a Corrubedo.
Resumiendo, hoy he tenido buenas playas, aunque en Arealonga rompía fuerte la ola; allí se ha producido un bonito encuentro con la comuna; también curioso el encuentro con Amador en Portosín, con Eduardo en Aguieira y con los chicos de Queiruga. Ha sido una pena haber llegado tan tarde y no haber podido disfrutar de las playas de Río Sieira y As Furnas (quedan para otra vez). Muy bien cenado y atendido en el camping “Fraga Balada”. También ha sido casual mi coincidencia con los que iban a San Andrés de Teixido y cómo se complementan los dichos populares. Olveira, el apellido de Manuel, también corresponde al nombre de un pueblecito próximo a Corrubedo.
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