viernes, 27 de mayo de 2011

viajedejavi. Etapa 60: Baiona-A Ramallosa-Baiona (nocturna)

60ª Etapa. 24 de julio de 2006. Lunes.
Baiona, A Ramallosa, Baiona.

Por el paseo marítimo de Baiona, me encamino hacia A Ramallosa, con el fin de cerrar el círculo (¿quizás mejor el triángulo?); está la noche apacible, con buena temperatura. Serán poco más de dos kilómetros. Estoy juguetón (¿será el medio litro de Ribeiro?). A los que van en mi dirección les invito a acompañarme, pero con poco éxito, la mayoría se queda por el camino. Una mujer, a la que digo que sólo son 2 km., me dirá: “serán dos kilómetros, pero cunden mucho (iba con su marido y ya se volvían). Me encuentro a un matrimonio francés con dos hijas y un hijo. Hablo el mejor francés que sé y ella me responde con el mejor castellano que sabe, y nos entendemos; se interesan por mi viaje, es el gancho más recurrente; al decirles Saint Palais, dicen que lo conocen; al regreso, llegando ya a Baiona, me los volveré a encontrar, el chaval va ya descalzo pisando con sus calcetines blancos ¿cómo llegarán de negros? Y las niñas, descalzas del todo. Me voy acercando a un barrio de Baiona, Sabaris, que está en fiestas; suena la chavacana música de Paquito Chocolatero y yo me imagino los gestos burdos y soeces de los que estarán bailando ¡Me horroriza! Y cada vez que lo oigo lo asocio a lo soez del baile. Iré un rato corto con un hombre de los que no sueltan palabra; después de conversar en un monólogo mío y contestado por él con monosílabos, llegamos al lugar donde se va a quedar y ¡con una alegría inusitada!, me dice: “¡Bueno, pues yo ya me quedo aquí. Chao!”. Casi me muero de la risa; ¿tan pesado he sido que el hombre ha respirado al perderme de vista?, ¿y ha recuperado el impulso suficiente como para soltarme tal parrafada? Llego a la panadería-confitería Trento, donde desayuné hace unos días, toco la puerta y retorno hacia Baiona. Son las 0:30h. Me encuentro con un matrimonio que llama Josu a su hijo, que va de funambulista sobre un murete bajo y estrecho. Son de Sondika y Gallarta y charlamos a gusto hasta que llegan al camping en donde están. Al despedirme, me equivoco y llamo Iker (equivocándolo con otro chaval que también había visto esa noche), a Josu. Luego encontrearé a la familia francesa ya mencionada (el marido se me borra de la imagen). Subo a la habitación y, nada más meterme en la cama, suena el timbre; bajo con la sábana, como única vestimenta y será una chica ¿del Este? Que sube y habla con alguien. Necesita otra habitación pero tiene que ser con orientación hacia un lugar determinado, si no, no le interesa. Se oye todo desde la ventana abierta a patio y por la ventana veo a un hombre en calzoncillos que está en la cama con una mujer, ¿la suya? Mientras baja la persiana. Durante la noche, darán la tabarra las gaviotas, en una especie de lucero; pisoteando y picoteando. Me levantaré sólo una vez a orinar. Me despierto sobre las 7:00h pero, habiéndome acostado tan tarde (sobre la 1:30h) no me levantaré hasta las 9:00h. Cuando salía de la ducha, ha sonado el timbre del portal. He bajado a abrir con la toalla (de madrugada fue con la sábana) y se trataba de un sudamericano ¿peruano?, que solicitaba habitación. Le he explicado las características de la mía, tratando de que se la quitara de la cabeza. Dice que mirará y si no encuentra mejor, volverá. Me preparo y voy a la parada de autobús. Un hombre me dirá que el primero saldrá a las 9:30h y sale puntual. En el momento en que me monto, se acabó mi viaje a pie, por este año.

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